sábado, 21 de noviembre de 2009

Conquista de México

Los españoles comensaron con las expediciones hacia el nuevo mundo partiendo desde Cuba. Diego Velázquez de Cuéllar nombro capitán a Hernán Cortés quién entonces era alcalde de Santiago, y como almirante y comandante en jefe a Diego Colón y Moniz Perestrello para realizar una nueva expedición hacia occidente. Se lograron reunir en total once embarcaciones, tres aportadas por Velázquez, tres por Cortés y el resto por los capitanes que participaron en la expedición. Pero a última hora el gobernador cambió de opinión y decidió destituir a Cortés, enviando a Amador de Lares.

Cortés decidió marcharse evadiendo las órdenes, y los barcos zarparon de Santiago el 18 de noviembre de 1518 con dirección al occidente de Cuba. Pararon en la banda sur del puerto de la Trinidad, durante casi tres meses se reclutaron soldados, asimismo se abastecieron de alimentos y de pertrechos. Cortés pudo reunir quinientos cincuenta españoles, de los cuáles cincuenta eran marineros y a dieciséis caballos. Además, desobedeciendo las instrucciones de Velázquez, llevó doscientos auxiliares, algunos eran nativos de la isla y otros eran esclavos de raza negra. Finalmente, los barcos de Cortés abandonaron las costas de Cuba el 10 de febrero de 1519.





Cortés se dirigió a la isla de Cozumel siguiendo el trayecto de sus antecesores, al llegar ahí, Cortés envió a los intérpretes Melchorejo y a una esclava jamaiquina en busca de los jefes mayas de la isla, y mandando decirles que la visita era pacífica. Al principio el jefe supremo o halach uinik y los jefes secundarios o batab de la isla se negaron a entrevistarse con los recién llegados.

Tres días después se presentó ante Cortés una persona que se dijo señor de toda la isla. Tras una larga charla, Cortés le habló sobre el rey de España y la fe católica, además de recalcar sus intenciones pacíficas si toda la gente de la isla se subordinaba ante España. Aquel halach uinik aceptó las condiciones y mandó llamar a otros batabob de la isla. Unos días después todos los pueblos volvían a su vida habitual, abandonando aparentemente el culto a sus dioses y adorando a la cruz cristiana y a una imagen de la Virgen que Cortés les instaló.

Cortés confirmó la presencia de otros dos españoles que hacia ocho años habían naufragado y mando a rescatarlos. El único que se unió a los españoles fue Jerónimo de Aguilar, quien actuó en adelante como intérprete maya-castellano. Él declaro que su compañero Gonzalo Guerrero se había adaptado a la vida de la cultura maya y prefirió quedarse en Yucatán, pues en la población donde vivía había sido nombrado capitán de guerreros o nacom, era casado y tenía tres hijos.

El 4 de marzo de 1519 los conquistadores españoles zarparon de Cozumel despidiéndose amigablemente de los mayas de la isla, la flota prosiguió el viaje costeando hasta Tabasco. En Potonchan decidieron aprovisionarse de agua y comida, pero los mayas chontales los atacaron, ganando los españoles gracias a la superioridad de armas y en especial al temor que los nativos tenían a los caballos. En el lugar, el capellán Juan Díaz ofició la que sería la primer misa católica en tierra firme de la Nueva España y Hernán Cortés fundó el 25 de marzo de 1519, el poblado al que bautizado con el nombre de Santa María de la Victoria.

Una vez vencidos, los mayas chontales entregaron como prenda de paz veinte mujeres, entre las que se encontraba una esclava de nombre Mallinalli Tenépatl, la cual fue bautizada y conocida por los españoles como doña Marina, quien se convirtió en intérprete a partir de entonces ya que conocía el idioma maya y el náhuatl. De esta forma, Jerónimo de Aguilar tradujo del español al maya, y doña Marina del maya al náhuatl para comunicarse con los mexicas.


Los españoles continuaron hacia el norte y llegaron el 22 de abril de 1519 a Chalchicueyecan, lugar previamente bautizado por Grijalva como San Juan de Ulúa, donde se encontraron con una bienvenida mexica formada por el calpixque en turno del emplazamiento de Cuextlan, Teudile y el sacerdote de Yohualichan. Siguiendo las órdenes previas de Moctezuma Xocoyotzin, se acercaron a los recién llegados en una canoa para preguntar por el señor al mando de las embarcaciones.





Para los mexicas era el año 13-conejo, cuando comenzaron a llegar noticias de las embarcaciones españolas que fueron descritas como «montañas que se movían sobre el agua y con hombres barbados de piel blanca sobre ellas», inmediatamente se relacionó este hecho con el regreso del dios Quetzalcóatl. Moctezuma ordenó al calpixque de Cuextlan, llamado Pínotl, construir atalayas y montar guardias en la costa en los emplazamientos de Nautla, Toztlan y Mitlanquactla, para vigilar el posible regreso de las embarcaciones.

Dado que los primeros encuentros con los españoles terminaban en intercambios comerciales por el rescate de oro, en muchos pueblos corrió la idea de que la manera de deshacerse de ellos, sin pelear, era sencillamente entregarles oro o mujeres y aceptar lo que trajeran para intercambiar. De esta manera, los europeos retornarían a sus naves y se marcharían.

Moctezuma estaba convencido que se trataba de Quetzalcóatl, y envió diversos regalos, objetos de oro y máscaras con turquesas. A lo que Cortés respondió entregando cuentas de vidrio verdes y amarillas, una silla y un casco, éste último, a los ojos de los mexicas, evocaba al dios de la guerra Huitzilopochtli.


Habiendo desembarcado, y con el objeto de hacer alarde de su poderío militar e impresionar a los embajadores, Cortés organizó en la playa una carrera de caballos con disparos de artillería. Casi de inmediato salieron mensajeros hacia Tenochtitlan con los informes para el tlatoani.


Tan pronto recibió las noticias de lo que sucedía en la costa, Moctezuma Xocoyotzin quedó impresionado, y envió mensajes con evasivas, diciendo a los españoles que le resultaría imposible recibirles en México-Tenochtitlan. Les sugirió marcharse lo antes posible y envió nuevamente ricos presentes. La respuesta del tlatoani sólo excitó la codicia de los soldados: Cortés y sus hombres se dieron cuenta que la riqueza del imperio era grande y que los pueblos sometidos resentían la dominación mexica, por lo que decidió avanzar hacia el interior.


Conforme a la ley española, si se fundaba una ciudad con cabildo, ésta era autónoma, así que entre el 5 y 10 de julio de 1519 se creó la Villa Rica de la Vera Cruz que eligió cabildo inmediatamente. Cortés convocó una asamblea, se hizo de rogar para dimitir al cargo de capitán general del gobernador de Cuba que le había conferido Diego Velázquez junto a sus instrucciones, e hizo que las nuevas autoridades lo eligieran capitán general de una nueva expedición que sólo debería obediencia al rey de España y de esta manera se desvinculó de la autoridad de las islas.

Así, Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlán y Cempoala ambos, pueblos totonacas que eran tributarios de los mexicas. Cortés prometió ayudar a liberarlos del tributo a los mexicas, a cambio de sellar una alianza militar de españoles y totonacas. Ahí empezó la insidia política genial de Cortés que habría de permitirle capitanear una rebelión de pueblos sometidos que sería determinante en la conquista de los territorios del Imperio mexica.

Durante esos días llegaron, de forma regular, cinco recaudadores de Moctezuma para cobrar los tributos pero Cortés aconsejó no pagarles y ponerles bajo arresto. Con temor, los totonacas siguieron el consejo. El caudillo español jugaba un doble papel: se entrevistó con los recaudadores y puso a dos de ellos en libertad fingiendo no conocer la actitud de los totoncas, además envió un falso mensaje de paz al tlatoani de Tenochtitlan, prometiendo ayudarlo para someter a los alzados.

En Tizapancingo un grupo de mexicas comenzó a organizarse para someter a pueblos totonacas que dejaron de pagar tributo. Cortés asistió con la caballería y pudo vencerlos rápidamente, lo que convenció a los teuctlis de Quiahuiztlán y Cempoala de la efectividad de las fuerzas españolas y no dudaron en refrendar la alianza. Treinta pueblos totonacas se reunieron en Cempoala para sellar la alianza y marchar juntos a la conquista de Tenochtitlan, ofreciendo un gran número de tamemes para transportar la artillería de los europeos. Los totonacas aportaron mil trescientos guerreros a la empresa de Cortés. El acuerdo se realizó sobre la base de que, una vez derrotados los mexicas, la nación totonaca sería libre.


Después Cortés llega a territorios tlaxcaltecas, les ofreció una alianza, pero los tlaxcaltecas desconfiaban de él y decidieron atacarlos. Aunque el ejército español era numéricamente muy inferior con respecto al de Tlaxcala, lograron derrotarlo. Finalmente se firmo la alianza con los españoles en contra de los mexicas, añadiendo dos mil guerreros más al ejército español-totonaco.


Antes de dirigirse hacia Tenochtitlan, Cortés llegó a Cholula, donde los cholultecas, que habían sido tributarios de los mexicas, fueron sometidos y en la derrota, terminaron aliándose a las fuerzas de Cortés.


Moctezuma realizó muchos intentos para disuadir a Cortés de avanzar hacia Tenochtitlan. El tlatoani envió regalos, embajadores e innumerables mensajes para convencer a los españoles de no visitar la ciudad pero todo fue inútil. Cortés y sus hombres fueron recibidos por el huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin y un amplio séquito. Tras una breve presentación, hubo un intercambio de regalos. Cortés entregó a Moctezuma un collar de cuentas de vidrio que se llamaban margaritas y el gobernante entregó al caudillo un collar con ocho camarones de oro. Posteriormente los españoles fueron alojados en el palacio de Axayácatl.



Moctezuma continuó sus actividades cotidianas. Convivió con Cortés y sus capitanes, les mostró la ciudad y los alrededores. Durante los siguientes días el conquistador pidió al tlatoani que abandonase a sus dioses y que prohibiese los sacrificios humanos. También averiguó los lugares de donde procedía el oro. Ante el asombro y disgusto de los sacerdotes mexicas, se derribaron las efigies de sus dioses, se impusieron imágenes cristianas y se celebró una misa en la cúspide del Templo Mayor.

Tenochtitlan se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron permiso al capitán Pedro de Alvarado, quien otorgó el permiso correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl, la cual era un extenso ritual en donde se hacía una estatua de Huitzilopochtli; sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros bailaban y cantaban desarmados. Alvarado mandó cerrar las salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada de Cuauhquiyauac en el palacio menor, la de Ácatl iyacapan, la de Tezcacóac y entonces dio inicio a la masacre de cuentos se encontraban allí.


Esto provocó una enorme indignación y los mexicas se lanzaron contra el palacio de Axayácatl. Moctezuma pidió al tlacochcálcatl de Tlatelolco, Itzcuauhtzin, calmar a la población enardecida con un discurso en el que pedía a tenochcas y tlatelolcas no combatir contra los españoles. La rebelión ya no puedo ser detenida, la población ofendida por la actitud del tlatoani, se encontraban irritados por el ataque alevoso a sus capitanes. Sitiaron el palacio durante más de veinte días, donde los españoles se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma y a otros jefes.

En un intento por traer la paz, Cortés hizo que Moctezuma subiera a uno de los muros del palacio para que hablara con su gente y los tranquilizara; sin embargo, la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió a Moctezuma de gravedad durante su discurso. Moctezuma fue llevado al interior pero falleció tres días después a causa de la herida. La convivencia entre Cortés y Moctezuma había creado un vínculo de amistad y el tlatoani antes de morir pidió a Cortés que favoreciese a su hijo de nombre Chimalpopoca. Al morir, Cortés y los capitanes que habían arraigado a Moctezuma entristecieron.

El Tlahtocan eligió como nuevo tlatoani a un primo de Moctezuma, Cuitláhuac. En esas circunstancias, Cortés se vio forzado a abandonar la ciudad. Organizó el escape ordenando cargar la mayor cantidad de oro posible. Para impedir la huida de los españoles, los mexicas habían desmontado los puentes de los canales en la ciudad, Cortés utilizó las vigas del palacio de Axaycácatl para improvisar puentes portátiles.


Después de recobrar fuerzas, Cortés comenzó el avance hacia Texmelucan acompañadas por un gran contingente de tlaxcaltecas, quienes sumaron diez mil hombres bajo el mando de Chichimecatecle. Su objetivo fue realizar un bloqueo a la ciudad de Tenochtitlan.


Cortés ordenó un nuevo avance para someter a Iztapalapa. En el lugar hubo fuertes enfrentamientos con los mexicas, quienes defendieron el sitio por tierra y por agua cruzando el lago de Texcoco en pequeñas embarcaciones. Ixtlilxóchitl apoyó a los españoles con un número indeterminado de texcocanos, forzando el retiro de los mexicas y favoreciendo la victoria de los conquistadores.



Controlado el oriente, nororiente y sur, el objetivo de aislar la ciudad se había logrado y ahora faltaba coordinar un ataque simultáneo a la ciudad desde todos los accesos, al igual que el asalto apoyado en los bergantines que había venido construyendo.

Se dio la orden de cortar los suministros de agua dulce que llegaban a México-Tenochtitlan desde Chapultepec, los mexicas trataron de impedirlo en un férreo combate que perdieron. Comenzaron las batallas, por las aguas del lago de Texcoco, por las calzadas y los puentes en una forma coordinada. Al principio las bajas por ambos bandos eran semejantes, tanto atacantes como defensores tenían organizadas sus acciones. La estrategia de los conquistadores era destruir los puentes y albarradas de comunicación a la isla de México-Tenochtitlan y con los bergantines provocar incendios en las poblaciones, de tal suerte que no hubiera forma de abastecer comida y agua a los sitiados. La estrategia de los mexicas fue reconstruir y defender el paso de los puentes y albarradas, de vez en cuando enviaron escuadrones para contraatacar a los cuarteles de los conquistadores. Contrario a las costumbres de los mexicas, quienes usualmente no combatían durante la noche, las confrontaciones se llevaron a cabo a toda hora.

Al final La falta de agua y alimento surtió efecto, las fuerzas mexicas estaban desnutridas, sucias y enfermas ya que vivían entre muertos. Los conquistadores españoles pensaron que los mexicas estaban totalmente debilitados y realizaron una incursión general a la ciudad. En una escaramuza Cortés fue capturado, pero fue valientemente rescatado por Cristóbal de Guzmán, quien por salvar la vida de Cortés cayó prisionero en manos de los mexicas. En franca retirada, algunos otros españoles fueron hechos prisioneros.

De acuerdo con las costumbres de guerra de los mexicas, los prisioneros fueron sacrificados a sus dioses en lo alto de sus templos. Impotentes, sus conmilitones pudieron observar los hechos a lo lejos, reconociéndolos por la blancura de su piel. Sin embargo el hecho dio ánimo a Pedro de Alvarado, quien, en su afán de venganza, se colocó a la vanguardia para el asalto final.




Al final del sitio, que duró tres meses, Pedro de Alvarado tomó la plaza de Tlatelolco, los tenochcas que aún quedaban confrontaron las últimas batallas. El 13 de agosto de 1521 Cuauhtémoc salió de Tenochtitlan en una canoa, probablemente con la intención de negociar la rendición, pero fue avistado y capturado por el capitán García Holguín, mientras la ciudad caía en manos de los españoles y de sus aliados. Cuando Cuauhtémoc estuvo en presencia de Cortés, señaló el puñal que el conquistador llevaba al cinto y le pidió que lo matara, pues no habiendo sido capaz de defender su ciudad y a sus vasallos, prefería morir a manos del invasor.

Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que éste confesase donde se escondía el resto del tesoro de Moctezuma Xocoyotzin. Fue entonces cuando a Tetlepanquetzaltzin y Cuauhtémoc les untaron los pies de aceite acercándoselos al fuego.



Los conquistadores españoles, junto con sus aliados tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y demás coaligados mataron a más de cuarenta mil mexicas durante las últimas jornadas.

Finalmente, Cortes inició la reconstrucción de Tenochtitlan, que se realizó al estilo renacentista europeo para convertirla más tarde con el nombre de México, en la capital de la Nueva España, que fue el primer virreinato de las Indias.

Mapa de conceptos




Mapa geográfico


Conclusiones personales

1. La conquista fue de gran importancia para la historia mundial y especialmente la de México.
2. La conquista exterminó la mayoría de las culturas mesoamericanas, junto con sus tradiciones, descubrimientos y religiones.
3. Genero una nueva raza, la mestiza, entre españoles e indígenas.
4. Con la conquista se perdieron muchos tesoros nacionales como oro, piedras preciosas, códices y parte de la historia prehispánica de México.
5. La conquista es un acontecimiento que influye en nuestras vidas hasta el día de hoy.
Desarrollo:
5. La conquista es un acontecimiento que influye en nuestras vidas hasta el día de hoy, ya que, a pesar de que nos independizamos de España, seguimos conservando muchas de las costumbres españolas como el idioma, la religión y un sinfín de aspectos de nuestra vida diaria. A pesar de haber sido un cambio tan drástico en nuestra historia, nos trajo beneficios, como avances tecnológicos y especies de animales que aquí no existían. Yo creo que la conquista no hubiera afectado tanto a los indígenas si la no hubieran hecho cambios tan drásticos en su modo de vida y principalmente en su religión, ya que su cosmovisión se basaba completamente en sus dioses y eso hizo que la conquista fuera ten cruel para ellos. Sin embargo, el hubiera no existe, y nunca sabremos hasta donde llegaría el desarrollo de esas culturas ni como seria nuestra vida en estos momentos sin la conquista.